es versátil
tiene cinco aires
Monta natural
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Los orígenes de los caballos islandeses se remontan a los primeros asentamientos humanos en Islandia a finales del siglo IX. Fueron los colonos vikingos los que poblaron las tierras islandesas y con ellos llegaron sus caballos. Caballos de diferentes orígenes pero en su mayoría de ascendencia germánica. Dado que los barcos vikingos eran muy pequeños, solo trasladaron a los mejores ejemplares.
Durante más de 800 años, se prohibió la importación de animales de granja y de caballos en Islandia. Circunstancia que contribuyó a convertir al caballo islandés en la raza más pura del mundo. Los cruces del caballo islandés simplemente no se pudieron dar nunca en la isla.
En la actualidad, hay cerca de 80 000 caballos en Islandia, en un país con algo más de 300 000 habitantes. Diferentes asociaciones defensoras del caballo islandés promueven la cría del animal en todo el mundo. Fuera de Islandia se cuentan más de 100 000 ejemplares.
Los recorridos en caballos islandeses son cada vez más populares entre los visitantes de la isla que los montan en excursiones para descubrir los glaciares y los volcanes locales. Los jinetes islandeses son muy solicitados cuando se trata de sacarle todo el partido a unos animales tan versátiles que participan a menudo en concursos ecuestres. En ehorses es posible comprar y vender diferentes razas de caballos con todas las garantías.
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No existe, como en otros caballos, una definición exacta para las dimensiones estándar de los islandeses. No obstante, se suele aceptar que estos animales no superen los 147 cm de alzada. Tamaño que correspondería al de un pony, aunque a los caballos islandeses no se los reconoce como tales por otras características morfológicas que los relacionan por definición e indiscutiblemente con los caballos estándar. El peso promedio de estos caballos suele oscilar entre los 330 kg y los 380 kg.
El caballo islandés es un animal extraordinariamente resistente. Esta resistencia es consecuencia del estilo de crianza de la raza en Islandia. Los granjeros solían dejar a la intemperie a estos caballos aun durante los inviernos, por lo que solo los más aptos resistían las crudas condiciones climáticas y acababan legando esa fortaleza a su descendencia.
A la dureza del animal se unen otras cualidades apreciadas en el campo islandés como la fuerza o el paso seguro. Estos caballos tienen crines y colas largas y gruesas, y la capa de invierno es doble. Por otro lado, estos animales presentan intestinos gruesos muy desarrollados que les permiten sobrevivir con muy poco alimento.
El caballo islandés es inteligente, de buen carácter y versátil. Este equino se ha vuelto también muy popular fuera de Islandia por ser amigable. De hecho, es famoso por su temperamento tranquilo. Probablemente este carácter sea consecuencia del trato que reciben en los hogares islandeses, donde se los considera como un miembro más de la familia, como una mascota. Y, algo más, sin estar sometidos a las estrictas normas de monta y disciplinas que se suelen aplicar a otros caballos. La vida del caballos islandés es relajada y su carácter sigue el mismo patrón.
Una característica genuina de los caballos islandeses es su habilidad para dominar los cinco pasos: el paso de caminar, el trote, el doble galope (corto y largo) y el llamado tölt, una especialidad de la isla y de estos animales. En el paso de caminar, el caballo realiza los movimientos en cuatro tiempos. Se trata de un movimiento en el que el animal está relajado y cada pata se mueve de forma independiente.
En el trote de dos tiempos las patas de lados opuestos se desplazan juntas. El galope, por su parte, ofrece un paso de tres tiempos y variaciones lentas y rápidas. Por último, el tölt representa un paso suave de cuatro tiempos. El caballo islandés puede desarrollar este paso de forma natural con variaciones en la velocidad.
El animal puede desarrollar desde un tölt lento y tranquilo hasta un tölt muy rápido. Lo más llamativo y original de este paso es la suavidad y gracilidad con la que el caballo mantiene sus andares.
Del caballo islandés se dice que es el más colorido del mundo, con una cuarentena de colores diferentes y más de un centenar de variaciones distintas sobre el mismo patrón. Se pueden ver caballos de todos los colores excepto el marcado appaloosa; el castaño es el más común. En la raza de caballos islandeses se aceptan todas las marcas blancas y los pintos autorizados en los estándares se pueden ver sobre cualquier color base.
En cualquier caso, la apariencia de los caballos islandeses fuera de la isla ha cambiado sustancialmente, sobre todo tras los programas de mejora de la raza introducidos desde la década de 1950.