Los principales aires de un caballo son el paso, el trote y el galope. El galope es el más rápido de los tres, aunque esto no significa que tenga un mínimo de velocidad. El galope se caracteriza por una forma de mover las patas durante el desplazamiento en la que, al igual que en el trote, hay fracciones de segundo en la que ninguna de ellas toca el suelo.
El galope es sin duda el aire más bello de un caballo, y su uso está extendido a prácticamente todas las modalidades ecuestres de doma y competición, especialmente las domas clásica y vaquera, la monta western o las carreras. Pero no es tan sencillo como parece, y ahí radica precisamente su belleza. El galope requiere de coordinación, equilibrio y potencia; y bien ejecutado, ofrece la ilusión de esfuerzo mínimo por parte del binomio.
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A los caballos les gusta galopar por naturaleza porque en este aire es donde se despliega toda su potencia y verdadera elegancia. Existen dos tipos principales: el galope normal o de tres tiempos, donde los cuartos traseros apoyan a la vez; y el galope de picadero o de cuatro, donde cada miembro apoya de forma individual y secuencial. En cualquier caso, es un aire complicado y exigente, que requiere de fuerza física, tanto por parte del jinete como del caballo.
Un buen caballo de galope necesita agilidad y ligereza, pero también flexibilidad, puesto que los movimientos realizados son de gran amplitud. Otra característica, y quizá la más importante, es que el caballo tenga una buena resistencia, ya que, debido a las dificultades respiratorias que origina el movimiento de galope en sí mismo, el animal se agota rápidamente.
Dado que el galope es un aire común a todas las categorías y disciplinas ecuestres, no podemos decir que haya una raza específica para el mismo. Sin embargo, sí que se puede hablar de las razas más rápidas y ágiles del mundo. El caballo iberoamericano, originario del cruce entre un Pura Raza español y un Costarricense, es famoso por su energía y está muy cotizado en los mercados internacionales de razas para silla.
El Cuarto de Milla americano, cruce entre Pura Sangre inglés y Saddlebred, es también célebre por su gran resistencia y brío. Grandes galopadores son especialmente populares en la doma vaquera americana. El caballo árabe, uno de los más polivalentes junto al Pura Raza español, es conocido por su inteligencia, belleza y resistencia. El árabe se ha mezclado con la gran mayoría de razas, ya que se trata de una de las más antiguas y valoradas del mundo.
El Pura Sangre Español goza de la misma fama que el caballo árabe. Son bellos, veloces, inteligentes y tienen la reputación de aprender muy rápido. Al igual que el árabe, el Pura Sangre español se ha cruzado con muchas razas locales a lo largo y ancho del mundo, dando origen a razas famosas como el Mustang. El Apaloosa, característico por su pelaje moteado, es uno de los caballos más rápidos que existen y están muy cotizados en el mercado de caballos para carreras.
Elegir una raza de caballos para galope va a depender mucho de la disciplina en la que vaya a participar el ejemplar. La doma clásica, por ejemplo, no requiere de un galope potente, sino de uno muy fino y elegante, por lo que es preferible elegir una raza dócil e inteligente para que la armonía del binomio sea lo más fuerte posible.
Por otro lado, categorías como la doma vaquera no requieren de galopes largos. Son carreras cortas e intensas para las que los caballos ligeros, de tamaño reducido pero potentes, están muy bien considerados. La categoría de salto requiere de un galope más parecido al de la doma clásica: elegante, suave y controlado. En este caso, son mejores los caballos de extremidades largas y potentes, que les ayuden a superar los obstáculos sin problema.
Las carreras son, sin duda, la categoría estrella en lo que a galope se refiere. Para ello, hará falta un caballo resistente, potente y de grandes capacidades físicas. En ehorses es posible encontrar cualquiera de las razas mencionadas anteriormente y magníficos ejemplares para galope.